WE CAN
La noticia ocupaba las portadas de
prensa nacional: La Fiscalía de Barcelona abre expediente a la trama
WE CAN. Cinco miembros de la familia Riera, citados a declarar.
Fundó la compañía con sus hermanos pequeños años atrás, al
advertir que las pólizas por los incendios de grandes dimensiones,
los siniestros de verdad y no las chuminadas de barrio, podían
hacerle rico. Lo logró, y los beneficios se acumulaban en Panamá y
en Suiza a nombre de su esposa, con un pequeño fondo propio de un
millón de euros en Andorra para comprarle un Vuiton de vez
en cuando, decía, cuando lo que a él le gustaba de verdad
era el queso de bola holandés con sabor a plástico, el Sombrero de
Copa.
Pidió hora a Pink Peoni para hacerse
manos y pies. Quería estar perfecta porque aparecería en cualquier
momento. Hojeó una revista y al ver una foto de Caroline de la
Magret pensó que se parecía a Mónica, de una naturalidad
transgresora de la que le gustaría aprender, con su elegante
languidez que cobraba vida a cada uno de sus movimientos. Victoria
era sensualidad en estado puro, movimientos rápidos, minifaldas o
jean's, botas de tacón fino... Un torbellino.
Ni una maleta, solo la documentación
y el ansiolítico para volar. Entró en el vestidor para decir adiós
a su vida, y sonrió al ver el estante con todos los LV. ¡Horror!
Tantos años con ella y Pedro no había aprendido nada, solo se
había hecho multimillonario. Cogió uno de los antiguos, una
mochila, y se fue al aeropuerto. Primera escala, Suiza. Segunda,
Panamá. Tercera, su propia vida.
Victoria no le había reconocido aunque aparecía con frecuencia en
la prensa. Lo único que reconocía era su vaivén sobre ella, cómo
la llevaba hasta donde nada importaba más que el retorcer de las
entrañas que advierten que la vida es sentir, donde el sudor se
mezcla con la máxima expresión de la intimidad, un lugar del que
hay que escapar si una no desea morir de intensidad. Le importaba
poco a qué se dedicaba, quién era él o qué significaba. Por eso
aceptó el reto de la otra mujer cuando le dijo: Si eres
capaz de retenerle en la cama durante 3 días, no
interferiré en vuestra historia. Pero él no ha de
saberlo ¿Capaz? ¡Pero si no pensaba en otra cosa!
Declaró y salió a toda prisa. Le
importaban poco el fiscal, la opinión pública y la prensa. ¡A la
mierda todos! La forma en que Victoria se dejaba amar era cuanto le
interesaba.