Thursday, July 28, 2016

WE CAN




La noticia ocupaba las portadas de prensa nacional: La Fiscalía de Barcelona abre expediente a la trama WE CAN. Cinco miembros de la familia Riera, citados a declarar.
Fundó la compañía con sus hermanos pequeños años atrás, al advertir que las pólizas por los incendios de grandes dimensiones, los siniestros de verdad y no las chuminadas de barrio, podían hacerle rico. Lo logró, y los beneficios se acumulaban en Panamá y en Suiza a nombre de su esposa, con un pequeño fondo propio de un millón de euros en Andorra para comprarle un Vuiton de vez en cuando, decía, cuando lo que a él le gustaba de verdad era el queso de bola holandés con sabor a plástico, el Sombrero de Copa.
Pidió hora a Pink Peoni para hacerse manos y pies. Quería estar perfecta porque aparecería en cualquier momento. Hojeó una revista y al ver una foto de Caroline de la Magret pensó que se parecía a Mónica, de una naturalidad transgresora de la que le gustaría aprender, con su elegante languidez que cobraba vida a cada uno de sus movimientos. Victoria era sensualidad en estado puro, movimientos rápidos, minifaldas o jean's, botas de tacón fino... Un torbellino.
Ni una maleta, solo la documentación y el ansiolítico para volar. Entró en el vestidor para decir adiós a su vida, y sonrió al ver el estante con todos los LV. ¡Horror! Tantos años con ella y Pedro no había aprendido nada, solo se había hecho multimillonario. Cogió uno de los antiguos, una mochila, y se fue al aeropuerto. Primera escala, Suiza. Segunda, Panamá. Tercera, su propia vida.
Victoria no le había reconocido aunque aparecía con frecuencia en la prensa. Lo único que reconocía era su vaivén sobre ella, cómo la llevaba hasta donde nada importaba más que el retorcer de las entrañas que advierten que la vida es sentir, donde el sudor se mezcla con la máxima expresión de la intimidad, un lugar del que hay que escapar si una no desea morir de intensidad. Le importaba poco a qué se dedicaba, quién era él o qué significaba. Por eso aceptó el reto de la otra mujer cuando le dijo: Si eres capaz de retenerle en la cama durante 3 días, no interferiré en vuestra historiaPero él no ha de saberlo ¿Capaz? ¡Pero si no pensaba en otra cosa!

Declaró y salió a toda prisa. Le importaban poco el fiscal, la opinión pública y la prensa. ¡A la mierda todos! La forma en que Victoria se dejaba amar era cuanto le interesaba.

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