Friday, July 15, 2016

Huevos con puntilla




Aceleró el desenlace de la reunión con el Presidente porque sabía que Victoria (¿o era Vanessa?) estaba sola, le había oído decir en algún momento que sus hijos se marchaban a Boston. Al día siguiente de su primer encuentro voló a Bruselas y Londres precipitadamente y no pudo volver a verla. No sabía nada de aquella mujer excepto que le había vuelto loco, pero lo que nunca hubiera podido imaginar es que Mónica se había acercado a ella con el tanga que él no podía expulsar de su cabeza y que no recordaba dónde había abandonado. Cuando ella le abrió la puerta por segunda vez tuvo la sensación de que entraba en un estado confortable en el que su voluntad quedaba anulada por algo mucho más sublime.
Pedro mantenía un diálogo virtual acerca de ello con un par de huevos fritos con puntilla en la barra del Taktika Berri. La puntilla de los huevos le llevó de nuevo hasta el tanga fucsia... tenía una puntillita que mordió... No, no podía dejarse llevar en un lugar público en el que, además, había localizado a una periodista en una mesa al fondo, de las que tiraban del hilo de la vida privada y si tiraba de la suya la madeja sería un regalo. Mónica caería en profunda depresión y su padre quizás moriría de un ataque de disgusto burgués, pero enterarse de que tenía amantes era lo que menos le disgustaría si supiera todo lo demás porque, al fin y al cabo, a él mismo se le había descubierto una cuando era Congresista. Pero lo del dinero, eso no se lo perdonaría. El huevo reventó como un zeppelin en llamas y la puntilla se diluyó en un tsunami que le hizo pensar de que forma le conducía hasta un clímax que aunque conocido le sabía a nuevo. No podía dejar de verla, estaba atado a ella por lo más pegajoso de cualquier proyecto, la ilusión, y aquella segunda vez había sido grandiosa.
Victoria lavó a mano los 6 nuevos tangas y los perfumó con Floris de rosas frescas. Cuando la desconocida le tendió el tanga fucsia que él había olvidado en el coche, lo hizo con una frase: Si repites utiliza aroma de rosas, le vuelve romántico, lo cual en casi todos los hombres es un plus. Volvería, y mientras esperaba, deslizó las manos por debajo de su falda. Y le recordó.
Asumidas las infidelidades y sabiendo que Pedro era uno de los imputados en el caso WE CAN, a Mónica le resultó fácil acercarse a Victoria y poner las cartas boca arriba. Estaba decidida a ganar y ella era el mejor vehículo para su plan.


http://www.cocinayaficiones.com/2015/10/magras-jamon-huevo-frito/

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