Adiós Luis
No tenía ni media
intención de decirle cara a cara que estaba hasta el moño de sus
chorradas, de las imaginarias mallas de Peter Pan que sin ser torero
indicaban posición y tamaño de su hombría biológica. Estaba harta
de un año de vivir en el país de Nunca Jamás: nunca había tiempo
para lo que ella proponía, nunca había grasas saturadas en la
despensa, nunca podía subirse a unos tacones, nunca podía pintarse
los labios. ¡NUNCA TODO! Jamás volvería a soportar su mirada. Lo
haría de la peor forma, lo reconocía, por mail porque se sentía
más cómoda escribiendo que hablando.
Hola Luis,
Estando como estás en
un curso de Horoscopia para canalizar tus energías positivas quizás
te resultará más fácil asumir lo que voy a decirte. Frente a
frente rebatirías cada uno de mis argumentos y, al final, solo hay
uno y es que no tengo ganas de seguir contigo. Mientras argumentaras
yo volvería a enamorarme del movimiento de tus manos y terminaríamos
la conversación desnudos sobre la alfombra que le compraste a aquel
chamán en Ibiza, el que por la noche vendía éxtasis en la puerta
de Pachá. Nos entregaríamos a lo que tú llamas baile del amor al
ritmo de la música del deseo y que yo llamo follar y tener un
orgasmo para que canten los ángeles .
Eres un gran hombre
Luis, pero necesito bistecs en mi dieta. He intentado ser vegana como
tú pero mi naturaleza me lo impide. Hoy he ido al restaurante
Carmen, en Sants, he pedido un filete de vaca vieja a la piedra y al
deshacerse la carne mezclada con la sal gruesa y la pimienta en mi
paladar, he pensado que ni agachándome frente a ti para hacer lo que
más te gusta puede compararse a eso, y en ese momento he sabido que
habíamos tocado fondo.
Para ir a comer el
bistec que sepas que me he subido a aquellos taconazos de Prada que
tanto aborreces y me he pintado los labios de rojo. Quizás no esté
natural, seguro que no, pero para natural ya está lo inevitable.
Eres el mejor follador
de mi agenda, tu polla tiene el tamaño perfecto, ni mucho ni poco,
es recta, sabe el camino y provocar un orgasmo sin fin tiene mucho
mérito (aunque ahí interviene mi mismidad también) y recordaré tu
lengua, tus manos y tu mejor argumento siempre, como recordaré las
dos veces que dejé la funda de la muela entre tus piernas.
Te dejo una bolsa con
tus cosas en la portería de tu madre y te deso lo mejor. Mañana
será el primer despertar del resto de mi vida y pienso ir a
desayunar una ensaimada grasienta y azucarada al Forn Mistral, la
mejor de Barcelona. ¡Be happy! ¡Te he querido hasta amar las
acelgas!
Matilde
Pegó el texto en el
mail, puso en Asunto ADIOS LUIS, y en el correo
luishidalgo@gmail.com,
el correo de su dentista. ¡Le había enviado el mail al dentista!
Nooo, era para Luis Hilda. Volvió a enviarlo, esta vez sin error, y
buscó un nuevo dentista porque al suyo nunca le había contado cómo
perdía la funda. Muy antinatural todo.
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