Saturday, January 02, 2016

Adiós Luis



No tenía ni media intención de decirle cara a cara que estaba hasta el moño de sus chorradas, de las imaginarias mallas de Peter Pan que sin ser torero indicaban posición y tamaño de su hombría biológica. Estaba harta de un año de vivir en el país de Nunca Jamás: nunca había tiempo para lo que ella proponía, nunca había grasas saturadas en la despensa, nunca podía subirse a unos tacones, nunca podía pintarse los labios. ¡NUNCA TODO! Jamás volvería a soportar su mirada. Lo haría de la peor forma, lo reconocía, por mail porque se sentía más cómoda escribiendo que hablando.

Hola Luis,

Estando como estás en un curso de Horoscopia para canalizar tus energías positivas quizás te resultará más fácil asumir lo que voy a decirte. Frente a frente rebatirías cada uno de mis argumentos y, al final, solo hay uno y es que no tengo ganas de seguir contigo. Mientras argumentaras yo volvería a enamorarme del movimiento de tus manos y terminaríamos la conversación desnudos sobre la alfombra que le compraste a aquel chamán en Ibiza, el que por la noche vendía éxtasis en la puerta de Pachá. Nos entregaríamos a lo que tú llamas baile del amor al ritmo de la música del deseo y que yo llamo follar y tener un orgasmo para que canten los ángeles .
Eres un gran hombre Luis, pero necesito bistecs en mi dieta. He intentado ser vegana como tú pero mi naturaleza me lo impide. Hoy he ido al restaurante Carmen, en Sants, he pedido un filete de vaca vieja a la piedra y al deshacerse la carne mezclada con la sal gruesa y la pimienta en mi paladar, he pensado que ni agachándome frente a ti para hacer lo que más te gusta puede compararse a eso, y en ese momento he sabido que habíamos tocado fondo.
Para ir a comer el bistec que sepas que me he subido a aquellos taconazos de Prada que tanto aborreces y me he pintado los labios de rojo. Quizás no esté natural, seguro que no, pero para natural ya está lo inevitable.
Eres el mejor follador de mi agenda, tu polla tiene el tamaño perfecto, ni mucho ni poco, es recta, sabe el camino y provocar un orgasmo sin fin tiene mucho mérito (aunque ahí interviene mi mismidad también) y recordaré tu lengua, tus manos y tu mejor argumento siempre, como recordaré las dos veces que dejé la funda de la muela entre tus piernas.
Te dejo una bolsa con tus cosas en la portería de tu madre y te deso lo mejor. Mañana será el primer despertar del resto de mi vida y pienso ir a desayunar una ensaimada grasienta y azucarada al Forn Mistral, la mejor de Barcelona. ¡Be happy! ¡Te he querido hasta amar las acelgas!

Matilde


Pegó el texto en el mail, puso en Asunto ADIOS LUIS, y en el correo luishidalgo@gmail.com, el correo de su dentista. ¡Le había enviado el mail al dentista! Nooo, era para Luis Hilda. Volvió a enviarlo, esta vez sin error, y buscó un nuevo dentista porque al suyo nunca le había contado cómo perdía la funda. Muy antinatural todo.

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