Orgasmos demócratas y republicanos
Hay que reconocer que algunos políticos americanos tienen valor. Allí el votante lo tiene más claro que aquí, renacentistas y románticos que pensamos que todo es cuestión de matices y derivados. Demócratas y Republicanos, dos partidos y van que arden. A y B, blanco y negro. Por si sus líneas quedaban poco definidas, los más recalcitrantes republicanos, la derecha, han puesto a dar la cara a Christine O´Donell, señora fondona que vestida de rojo fuego se declara “del pueblo” y proclama a los cuatro vientos que la masturbación dentro del matrimonio es infidelidad. A cuadros me quedo al escucharlo. La neo-política desciende de italianos e irlandeses, de lo cual deduzco que sus genes berlusconianos habrán mantenido una lucha sin cuartel contra los de los clanes.
Aunque antes de lapidarla, que es lo fácil, me pongo a reflexionar a media tarde frente a un caldero de café (americano) en la terraza de El Galeno, un bar junto al Hospital Clínic, y no hay que perder de vista que hay dos alternativas a la sexualidad en pareja: el consolador y la masturbación. Ambos, artilugio y autogestión pueden ser más que satisfactorios, por tanto, se podría pensar que al utilizar uno y practicar otro en pareja, estamos introduciendo a un tercero en la relación. No queda pues muy claro que O´Donell tenga el cerebro a rayas, porque también recuerdo una frase de Woddy Allen: “Masturbarse es hacerle el amor a la persona que uno más quiere”. También hay que acordarse de la famosa felación de Lebinsky a Clinton, el presidente demócrata, cuya conclusión fue que no había cometido infidelidad porque la acción de la becaria fe unilateral y él se mantuvo impasible. En cualquier caso, lo que nos ha parecido una barbaridad merece reflexión porque no andan tan alejados los partidos en materia sexual.
A pocos días de iniciarse la campaña para las autonómicas catalanas, reviso las diferentes propuestas y de sexo ni mú, ni una sola referencia a masturbación, felación, tríos… Nada. Aunque me cuesta imaginar a uno de los líderes (o las) frente al micro diciendo: “Folleu, folleu, que més alegries tindreu”. ¿Me habré inventado un nuevo lema, una frase de campaña?
A medio café llegó Elisa, y lo comentamos. Era la persona idónea porque tras la última discusión con su marido, al que había echado de casa por engañarla con otra desde hacía un año, mientras compartían cama por última vez se masturbó con el consolador y tuvo un orgasmo de nota en sus mismísimas narices. “Eso es lo único que yo nunca te perdonaré”, le dijo él airado y ofendido. “Esto, querido”, le dijo ella, “es el amante perfecto. Nunca podrías acusarme de ser infiel con él. ¿A que no?” Elisa estuvo bastante de acuerdo conmigo. Me dijo: “Todavía recuerdo su cara de rabia cuando me vio con el consolador y escuchó mis suspiros. Porque aunque seamos capaces de fingir el mayor orgasmo inexistente, aquel fue de verdad y él se dio cuenta. No creo que le hubiera fastidiado tanto saber que le engañaba con otro. Además, me lo había regalado él”.
1 Comments:
jajajja,buenisimo,te vas, te vas a la vida misma y a estos hipocritas con el "tea party",que asco ,les molesta el negro? q se jodan y q sigan masturbandose.... no esejemplo ,aunque lo nuestro es de pena,si....
felicidades Alós!!
4:05 PM
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