Saturday, June 15, 2013

Historia social de Barcelona Parte II. Lo que pasó

Llegó Gran Hermano y, de pronto, se convirtió en un fenómeno social increíble. Incluso para los que sólo vimos aquel primer programa, el del tipo que decía “¿Quién me ha puesto la pierna encima?” ¡Cuántas veces habré pensado que no tenía nada que ver conmigo tamaño despropósito! Qué equivocada estaba. Aquello era el principio del cambio, del mal cambio, pero cambio al fin. Que no me guste, es problema mío, por supuesto.
Aquel primer programa significó que la vida tiene un precio real, nada de demagogias,, que esfuerzos como estudiar o trabajar pasaban a formar parte de la lista de nimiedades. ¿Para qué gastar codos pudiendo mostrar el culo? Da igual que el culo sea bello o feo, gordo o delgado, de un gigante o de un enano… “La belleza es subjetiva”, les dijeron. No les hablaron de estética porque esa está en el mismo capítulo que la ética y quizás les daba por pensar. No había que dejarlos pensar. “A los pensadores”, pensaron, “los pondremos a dirigir debates y convertiremos los debates en moda. A debatir pondremos a políticos sin nómina, a ex directores de algo, incluso a alguno de esos grandes hermanos que convertiremos en productos televisivos. Sólo hay una pauta: que griten, que se impongan”. Si, tiene mucho que ver con el panorama social de mi Barcelona porque a medida que crecían los realitys agonizaba el periodismo y el lector enfermaba. Las fiestas se convertían en un plató al servicio de la vulgaridad, del oportunismo y de la mediocridad, el escenario perfecto para los grandes hermanos y los pequeños primos. El estilo de mi ciudad comenzó a hacer aguas.



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